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Alergia al polen, preguntas frecuentes

Alergia al polen, preguntas frecuentes

¿Se tiene alergia a todos los tipos de polen o a alguno en concreto?

La alergia más común y la que más sintomatología produce es la alergia a las gramíneas (trigo, centeno, arroz, maíz, cebada, hierba, etc.).

¿Por qué han aumentado los casos y la gravedad de los síntomas?

La contaminación y el cambio climático han agravado las alergias, sobre todo las de tipo respiratorio como es el caso de la rinitis alérgica. Su efecto es doble: por un lado la contaminación hace que las plantas sufran y su polen sea más alergénico, irritando aún más las vías respiratorias, y, por otro lado, el cambio climático hace que los periodos de polinización se alarguen.

¿La alergia al polen es hereditaria? ¿A qué edad se manifiesta?

Las alergias no se heredan, pero sí la predisposición, la llamada condición atópica. Respecto a la edad en la que suele debutar la alergia, no existe ninguna regla exacta. Puede aparecer a los 0 o a los 100 años. En el caso de las alergias alimentarias son más frecuentes en la infancia, y las respiratorias y alergias a los medicamentos.

¿Se puede curar la alergia al polen?

Las alergias, una vez diagnosticadas no se curan, se convierten en problemas crónicos.

¿Cuál es el tratamiento más habitual?

El tratamiento de las alergias al polen incluye tres perspectivas diferentes: la preventiva, la sintomática y la etiológica, es decir, la que combate a la alergia en su origen, es decir, las vacunas.

El tratamiento preventivo se basa en medidas esencialmente de control ambiental, dirigidas a evitar el contacto con el polen. Como evitar las actividades en el exterior en las horas de máxima polinización (de 5.00 a 10.00 horas y de 19.00 a 22.00 horas), ducharse y cambiarse al llegar a casa, evitar tender la ropa en el exterior, etc.

El tratamiento sintomático está dirigido a paliar los molestos síntomas de la alergia al polen. Será el médico especialista quien deba realizar el diagnóstico y a partir de ahí se decidirá el tratamiento a seguir. El más frecuente lo constituyen los antihistamínicos. Estos fármacos se llaman así porque están dirigidos a bloquear el efecto de la histamina, una sustancia que libera el organismo de los/as alérgicos/as cuando entran en contacto con la sustancia que produce su alergia, en este caso el polen. Pueden producir somnolencia por lo que hay que tener precaución. En algunos casos los especialistas prescriben también corticoides y/o descongestivos nasales para el tratamiento de la rinitis, una inflamación de la nariz asociada a la alergia al polen.

Y, por último, el tratamiento etiológico, que se centra en la inmunoterapia, es decir, en las vacunas. Esta línea se basa en administrar al paciente de forma progresiva y repetida una cantidad del alérgeno, de forma que se modifique la respuesta del organismo del paciente frente al “agente agresor”.

 

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