Existen dos tipos de diabetes, la Diabetes mellitus tipo 1 o insulino-dependiente, que afecta a aproximadamente el 10% de los casos, y la Diabetes mellitus tipo 2 o no insulino-dependiente, la forma más leve de la enfermedad y la más extendida, que representa al 90% de los diabéticos.
La diabetes tipo 1 generalmente se da en niños o en adolescentes y se hace necesario el tratamiento con insulina inyectable.Sus síntomas más comunes son aumento o pérdida repentina de peso, cansancio, debilidad, aumento de la frecuencia urinaria, sed extrema y visión borrosa. Si la diabetes no se diagnostica y no se trata a tiempo, puede llevar a un coma y causar la muerte de la persona en corto tiempo.
La diabetes tipo 2 afecta a personas adultas, y en ella la producción de insulina es menor de la normal o existe algún problema en el uso de esta insulina que impide que pueda cumplir con su misión. En la actualidad se presenta cada vez más en niños y adolescentes.Los síntomas de la diabetes tipo 2 se desarrollan gradualmente y no son tan notables como en la diabetes mellitus tipo 1. Los síntomas incluyen sed, cansancio, aumento de la frecuencia urinaria (especialmente durante la noche), pérdida de peso, visión borrosa, infecciones frecuentes, y heridas que tardan en curarse.
Actualmente, 250 millones de personas en todo el mundo que padecen diabetes, y en 20 años se espera que esta cifra aumente a 380 millones. La prevención resulta fundamental, especialmente en lo que respecta a la alimentación y la práctica diaria de ejercicio en todas las etapas de la vida.
Consejos nutricionales
Un punto fundamental en la prevención de la diabetes es el cuidado de la alimentación. Un buen control alimentario reduce la probabilidad de padecer diabetes a la vez que ayuda a prevenir otros trastornos como hipertensión o aumentos del colesterol habitualmente asociados a la diabetes y que incrementan la posibilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares.
• Comer en un horario regular. Desayunar poco después de levantarse de la cama y realizar las siguientes comidas cada 3 o 4 horas. No dejar el estómago vacío más de 6 horas, para no caer en atracones de comida provocando trastornos digestivos.
• Comer despacio y masticar bien los alimentos. Dedicar al menos 20 minutos a cada comida.
• Realizar 3 comidas principales más 2 ó 3 (almuerzo, merienda y/o recena) tentempiés para ayudar a un mejor control del nivel de glucosa.
• Tomar una dieta variada y equilibrada.
• Sustituir los lácteos enteros y azucarados por los desnatados y sin azúcar.
• Aumentar la ingesta de fibra.
• Tomar frutas enteras mejor que zumos, para aumentar el consumo de fibra.
• Sustituir el azúcar o miel por edulcorantes como sacarina, aspartame o sucralosa, así como también los refrescos por gaseosas light y/o infusiones como té rojo o verde, menta poleo, tila o manzanilla.
• Comer verduras 2 veces al día.
• Sustituir los alimentos ricos en colesterol, por los alimentos ricos en omega 3. Tomar por lo menos 2 veces a la semana pescados azules como el atún, trucha, sardinas. Usar aceite de oliva en lugar de margarina y mantequilla. No exceder el consumo de más 3 yemas de huevo por semana. Limitar las carnes rojas como la de ternera a 2 veces por semana como máximo.
• Evitar las bebidas isotónicas utilizadas normalmente por los deportistas para reponer los electrolitos perdidos durante el ejercicio, ya que contienen una gran cantidad de sodio y azúcares.
• Tomar agua por lo menos entre 1 ½ a 2 litros al día.
• Evita dormir la siesta inmediatamente después de comer, ya que este hecho aumenta la grasa abdominal.
• Consulta con personal especializado para seguir un régimen dietético personalizado, adaptado a tus necesidades y gustos. Tener un peso y un porcentaje de grasa corporal adecuados.
Las personas con diabetes tienen las mismas necesidades nutricionales como cualquier otra persona. En combinación con el ejercicio y tratamiento pautado por un médico (insulina o pastillas de consumo oral de diabetes), la nutrición es esencial para mantener su diabetes bajo control.