El primer factor a tener en cuenta es el fototipo, que oscila entre las pieles más claras (fototipos I y II), sensibles y que se queman con facilidad, a las más oscuras y que se broncean facilmente sin quemarse (del IV al VI. En medio justo, el fototipo más común en Europa, el III, que corresponde a personas de cabello castaño y pieles intermedias, que enrojecen primero y se broncean después de su exposición al sol, aunque en España también es frecuente el IV.
Se aconseja utilizar al menos SPF 30 en las primeras exposiciones y aumentar el SPF en pieles claras, en niños y en la práctica de deportes acuáticos y de montaña. En las pieles más claras se recomienda utilizar un factor de protección solar de entre 30.
La protección frente a los rayos UVB está determinada por el Factor de Protección Solar (SPF) o Índice de Protección (IP), que indica el número de veces que el fotoprotector aumenta la capacidad de defensa natural de nuestra piel frente al eritema, el enrojecimiento previo a la quemadura. Por ejemplo, una piel clara tarda 5 minutos en enrojecer. Con un factor de protección solar 15 tardaría en enrojecer 5×15 = 75 minutos.
Este índice está regulado en Europa por el método COLIPA, un método estandarizado con el que se ha querido regular de forma oficial el SPF y que clasifica los fotoprotectores en varios tipos:
- Bajo (SPF 2, 4 y 6)
- Medio (SPF 8, 10 y 12)
- Alto (SPF 15, 20 y 25)
- Muy Alto (SPF 30, 40 y 50)
- Ultra (SPF 50+)
En lo que respecta a los filtros, hay que diferenciar los filtros físicos de los químicos. Mientras que los filtros químicos provienen de moléculas de síntesis, que actúan cuando son absorbidos por la piel, los filtros físicos están hechos a base de minerales que actúan a modo de pantalla reflejando la radiación. Estos últimos serán los que tenemos elegir si buscamos una protección solar para un niño de menos de tres años.
Otro de los aspectos que tendremos que valorar es el tiempo que pasamos en el agua. No es lo mismo el fotoprotector que necesitamos si somos de los que nos gusta pasear pero sin mojarnos que si buscamos protección solar para un niño que está continuamente bañándose. En este sentido, tenemos que diferenciar entre cremas de protección solar «water proof» o «water resistant». De las dos, “water resistant” indica una menor protección de la crema frente al agua. Mientras que en este caso un protector solar resistente al agua mantiene su nivel original de protección después de 40 minutos de inmersión en el agua, un protector “Waterproof” lo hace durante 80 minutos.
Para acertar con el protector solar también hay que tener en cuenta también etapas de la vida como los embarazos, ya que los cambios hormonales hacen que aumente la posibilidad de hiperpigmentación y la aparición de manchas, o si se está tomando alguna medicación que pueda interactuar con una medicación que estemos tomando.
Consulta a tu farmacéutico/a sobre la opción más adecuada en tu caso.