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Cómo afecta el embarazo a nuestra piel (I)

Cómo afecta el embarazo a nuestra piel (I)

Estas alteraciones pueden variar de una mujer a otra y habitualmente están provocadas por dos factores: el tipo de piel de cada mujer -si es mixta, seca o grasa- y las variaciones hormonales asociadas al embarazo. Así, mientras que las pieles secas son más propensas a la aparición de estrías y necesitan mayor hidratación, las pieles grasas necesitan una limpieza diaria más meticulosa para evitar el acné. Estos son los cambios más frecuentes que aparecen en la piel de la mujer embarazada:

Estrías y comezón.
Las estrías aparecen comúnmente en los pechos, el abdomen, las piernas y las nalgas durante los últimos meses del embarazo y están asociadas a la subida de peso y también a factores genéticos. En un principio las estrías pueden ser rosadas, moradas o bien café oscuro o rojizo. Eso dependerá del color de tu piel. Con el tiempo se desvanecen, pero nunca desaparecen por completo. La aplicación de un cosmético específico no te libra totalmente de su aparición, pero te ayudará a que la piel esté más elástica, y, sobre todo, a evitar la sensación más frecuente del incómodo picor o comezón.
Se empiezan a notar mucho menos después de entre 6 y 12 meses de que nazca tu bebé. La pigmentación se desvanece y se vuelven más claras. Recuerda que su color dependerá de tu propio color de piel. Lo que no cambiará es la textura. Hay cosméticos que te ayudarán a la regeneración de ese tejido, consulta en nuestras famacias las mejores opciones, un buen producto y la constancia te ayudarán. Otra opción es el tratamiento con láser, que puede estimular la producción de colágeno y ayudar a recuperar la elasticidad de la piel en estrías hundidas y producir cambios en la pigmentación, para que las estrías se asemejen al color de tu piel.

Los cambios hormonales asociados al embarazo parecen estar detrás del comezón tan característico a veces en esta etapa de nuestras vidas, y de manera especial el aumento de la hormona del estrógeno. Podrías notar que se te ponen rojas las palmas de las manos y las plantas de los pies, produciendo picor en ocasiones. Estas molestias suelen desaparecer inmediatamente después de dar a luz. También es posible que las cosas que normalmente te causan comezón —piel seca, eczema, alergias a algunos alimentos— te produzcan aún más esta sensación cuando estás embarazada.

Te damos algunas recomendaciones para evitar la comezón:

• Evita darte duchas o baños calientes ya que pueden secarte la piel y empeorar la comezón.
• Usa jabón suave, enjuágate bien y sécate suavemente con una toalla. Luego ponte crema hidratante sin perfume, ya que algunas fragancias pueden producir irritación.
• De vez en cuando puedes darte un baño tibio de avena (puedes comprar preparados para baños de avena en las farmacias). Usa ropa de algodón holgada y evita salir en las horas de mucho calor, porque el calor puede agudizar la comezón. Evitaremos también los cambios bruscos de temperatura.

Hasta un uno por ciento de las mujeres embarazadas presentan una afección que se caracteriza por comezón, ronchas y manchas en el abdomen más grandes que un sarpullido, parecidas a la urticaria. A esta afección se la conoce como pápulas y placas pruriginosas y urticariformes del embarazo (PUPPP por sus siglas en inglés) o erupción polimorfa del embarazo. Esta erupción comienza por lo general en el tercer trimestre y eres más propensa a padecerla sí es tu primer embarazo o esperas mellizos o gemelos.

Las erupciones por lo general aparecen en el abdomen, en las estrías o alrededor de ellas (si es que las tienes), y pueden extenderse a los muslos, nalgas y brazos. Se trata de una condición inofensiva tanto para ti como para tu bebé, ¡pero la sensación de comezón puede volverse insoportable!

Si padeces este trastorno, tu médico o comadrona seguramente querrá verte para diagnosticarte y quizás te recete una pomada de aplicación local para aliviarte un poco. Es posible que también te recomiende un antihistamínico. La erupción desaparece por lo general en los días posteriores al parto, aunque algunas veces persiste durante varias semanas (en raras ocasiones, puede incluso comenzar después del parto). Por suerte, no es común que se repita en embarazos posteriores.

Infórmale a tu médico si te aparece cualquier tipo de sarpullido durante el embarazo. Esté relacionado o no con el embarazo, es aconsejable que tu médico lo examine y te recomiende un tratamiento apropiado o te derive a un dermatólogo si lo considera necesario.

Varices y venas.
Las várices pueden aparecer en las piernas durante el embarazo. Pero tenemos buenas noticias: existen formas de reducir el riesgo de que aparezcan. Las várices son venas dilatadas que pueden verse cerca de la superficie de la piel, y que a veces se ven retorcidas, azules o moradas. Aparecen con más frecuencia en las piernas, aunque también pueden salir en la vulva o en cualquier otra parte (de hecho, las hemorroides no son otra cosa que várices en la zona rectal).

Hay várices que no molestan en absoluto u ocasionan sólo leves molestias, pero también pueden hacer que sientas pesadez o dolor en las piernas. La piel alrededor de una variz puede también picar, doler o arder. Los síntomas tienden a empeorar al final del día, especialmente si pasas mucho tiempo de pie.

A muchas mujeres les aparecen las várices por primera vez durante el embarazo o descubren que empeoran durante estos meses de espera. A medida que el útero crece, ejerce presión sobre la vena grande del lado derecho del cuerpo (la vena cava inferior), lo cual a su vez aumenta la presión sobre las venas de las piernas. Estas venas regresan la sangre desde las piernas hacia el corazón, de modo que, ya de por sí, la sangre circula en sentido contrario a la gravedad.La cantidad de sangre del cuerpo aumenta cuando estás embarazada, lo cual agrega carga a tus venas. Además, los niveles de progesterona suben, lo que hace que las paredes de los vasos sanguíneos se relajen.

Hay mayor probabilidad de que te salgan várices si ya hay antecedentes en otros miembros de tu familia. Son mucho más comunes en las mujeres que en los hombres y, si ya las tienes, tienden a empeorar con cada embarazo sucesivo y con el correr de los años. Asimismo, estarás más predispuesta a las várices si tienes sobrepeso, esperas gemelos o más bebés, o permaneces de pie por periodos de tiempo prolongados. Lo bueno es que las várices tienden a mejorar después de dar a luz, particularmente si no las tenías antes del embarazo. Y si no se ponen mejor, existen distintas maneras de tratarlas.

A continuación te damos algunos consejos para prevenir las varices:

• Haz ejercicio todos los días. Aunque sea simplemente pasear, puede mejorar tu circulación.
• Esfuérzate por permanecer dentro del peso recomendado para la etapa de embarazo en que te encuentras.
• Levanta los pies y piernas siempre que puedas. No permanezcas sentada o parada por periodos de tiempo prolongados sin hacer pausas para moverte un poco.
• Duerme sobre el lado izquierdo con los pies sobre una almohada. Coloca otra almohada detrás de la espalda para mantenerte inclinada hacia la izquierda. Dado que la vena cava inferior está en el lado derecho, al acostarte sobre el lado izquierdo alivias la vena del peso del útero y así disminuyes la presión sobre las venas de las piernas y pies.
• Usa medias de compresión graduada que se venden con receta médica, posibilitan una mejor circulación y están disponibles en tiendas de artículos médicos y en farmacias. Estas medias son el doble de gruesas que las medias comunes. Aprietan más en la zona del tobillo y se van aflojando hacia arriba de la pierna, lo cual facilita el regreso de la sangre hacia el corazón. Como resultado, te ayudan a prevenir la hinchazón y pueden evitar que las várices empeoren. Póntelas por la mañana, antes de levantarte de la cama, para evitar que la sangre se acumule en las piernas, y úsalas durante todo el día. Si bien las medias de compresión pueden ser molestas, especialmente si hace calor, las várices te pueden resultar mucho más incómodas. Y recuerda, las várices pueden dar comezón o doler, y estéticamente pueden molestarte, pero por lo general son inofensivas a corto plazo. Por eso, si fuese necesario hacer un tratamiento, podrías esperar hasta después del embarazo.

La próxima semana os seguiremos hablando otras posibles alteranciones que puede sufrir tu piel durante el embarazo: el acné, la deshidratación, y -la más común- las manchas.

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