El frío provoca una gran deshidratación cutánea, debido a que ejerce una vasoconstricción de los capilares que hace más lenta la renovación celular. Por tanto, la capa formada por las células muertas aumenta e impide que la secreción sebácea llegue con facilidad a la superficie y lubrique y nutra de una manera natural la epidermis, dejando la piel seca y sensible. Además la humedad relativa del ambiente baja a causa de la calefacción y provoca la evaporación del agua de la piel.
Todo esto causaa una pérdida de elasticidad y, por tanto, arrugas. En algunos casos, pueden aparecer descamaciones por el exceso de deshidratación o incluso rojeces en las mejillas provocadas por la alteración de las paredes de los capilares debido a los cambios bruscos de temperatura. Con el cambio de estación debería cambiar también nuestra rutina de belleza, los meses de frío que son en general meses “desecantes”, por lo que todos nuestros cuidados faciales deberían estar destinados a proteger la barrera natural de hidratación.
Plan de acción
En invierno debemos aplicar protocolos específicos de limpieza e hidratación diarios para mantener la capa hidrolipídica en sus niveles óptimos. La limpieza diaria es el primer paso de belleza, su finalidad es eliminar la suciedad provocada por la contaminación y el polvo, los microorganismos, así como los restos de cosméticos, las secreciones de la propia piel (el sudor, la secreción sebácea) y las células queratinizadas.
La contaminación se adhiere a la piel obstruyendo los poros y generando una película de suciedad dándole un aspecto mate y grisáceo, además de restarle luminosidad e hidratación. Algunos contaminantes químicos aceleran el proceso de envejecimiento de la piel y además pueden dar lugar a procesos de dermatitis alérgica o irritante que puede aparecer incluso años después de la exposición. Las impurezas en algunos casos obstruyen los poros, favoreciendo la aparición de puntos negros y granitos, y en otros la resecan acelerando el envejecimiento. Por eso, es conveniente:
• Utilizar un limpiador suave, sin jabón. Hay que elegir productos limpiadores elaborados a base de Syndets o tensioactivos que respetan la estructura de la piel. Ante la duda es mejor elegir productos limpiadores diseñados para pieles sensibles porque éstos nunca incluyen jabones y además tienen un menor contenido de detergentes aunque por supuesto lo mejor es dejarnos asesorar por un profesional.
• Desaconsejamos lavar la cara con mucha frecuencia o aclarar la piel con abundante agua porque el exceso de agua favorece la desecación de la piel. Todos los procesos de limpieza, incluso el agua, tienen el inconveniente de que eliminan partes del manto hidrolipídico protector. En pieles gruesas, grasas o resistentes, se recomienda realizar una exfoliación suave con cierta frecuencia para retirar las células muertas que se depositan en la piel. Cuando hace frío, se produce vasoconstricción, es decir, los capilares se contraen disminuyendo la irrigación. Como consecuencia, hay menos oxígeno y nutrientes para las células, se retarda el recambio y se acumulan las células muertas, dando un aspecto opaco y grisáceo a la piel.
• En pieles muy secas, conviene usar productos limpiadores con propiedades sobreengrasantes que incluyen en su formulación ácidos grasos insaturados de origen natural.
• Hidratar y/o nutrir. Es importante aplicar mayor cantidad de crema hidratante y, si se tiene la piel muy seca, repetir la aplicación dos o tres veces al día. En casos en los que las pieles están especialmente secas o cuando vamos a acudir a la montaña o a algún lugar muy frío, es recomendable utilizar una crema nutritiva sobre la hidratante o lo que sería más adecuado un protector solar, ya que en este caso nos hará el efecto de además de cuidarlos de las radiaciones solares, actuará como un escudo protector para nuestra piel. Un ejemplo: los esquimales se ponen grasa sobre la piel para protegerse del frío. • Utilizar un producto para contorno de ojos en invierno es básico porque la piel periocular es más fina, sensible y susceptible a la deshidratación, para protegerla del frío y del viento sería recomendable utilizar, también en invierno, gafas de sol para salir a la intemperie.
• Regenerar. Como consecuencia del menor aporte de oxígeno y nutrientes a la piel se ralentizan los procesos de regeneración, por lo que debemos ayudar a nuestra piel a renovarse con cosméticos específicos. Hay que tener en cuenta que la piel se regenera sobre todo por la noche, así que es conveniente aplicar estos productos antes de acostarse.
Consejos de cuidado
Las manos, la cara y el cuello
Se descama con mayor facilidad y han de ser hidratas a conciencia, ya que son las zonas que más expuestas a la inclemencias del tiempo. Para ello, conviene utilizar cremas altamente nutrientes que cuenten, como mínimo, con un factor de protección solar 15.
Los labios
Si los sientes resecos evita humedecerlos con saliva, pues esto produce una irritación adicional, en su lugar opta por protectores labiales hidratantes. Aplicaremos por la noche un regenerador labial y durante el día un cacao o vaselina.
Cambios de temperatura
Cuidado con ellos, el paso del frío al calor es muy perjudicial para la piel, especialmente en el caso de las más sensibles, y puede aumentar las posibilidades de que aparezcan vasos dilatados y rojeces. Los sistemas de calefacción secan el aire del ambiente por lo que la piel estará más deshidratada y tirante, afectando especialmente a pieles y/o zonas sensibles, provocando irritación, rojeces, y que se vuelvan más reactivas porque la falta de humedad en el ambiente contribuye a debilitar el manto hidrolipídico.
Ropa
Si has de exponerte a climas fríos, elige prendas de tejido térmico, como el algodón, que además de conservar el calor mantiene la piel seca y permite la evaporación del sudor. El uso de prendas invernales demasiado ceñidas impide la correcta transpiración del organismo, lo que a su vez puede provocar descamación en piel.
Deporte
Los aficionados a los deportes de invierno deben extremar estas precauciones especialmente en las horas centrales del día (12-15 horas), mediante la utilización de un factor de protección solar adecuado.
En el baño
El frío invernal provoca que nada más llegar a casa apetezca tomar una ducha caliente. Cuidado con la temperatura del agua, pues los baños excesivamente calientes y prolongados remueven el manto hidrolipídico. Por ello los dermatólogos recomiendan tomar baños rápidos con agua tibia y jabones que respeten la estructura química de la piel.
Hidratación
Nos guiaremos según la tipología de nuestra piel (seca, grasa, o sensible). Aplícala en todo el cuerpo, haciendo especial énfasis en codos y rodillas, éstas son las zonas que se resecan con mayor facilidad.
Temperatura ambiente
En casa la temperatura ambiente no debería sobrepasar los 22 grados y siempre que fuese posible se debería contar con un humidificador o sistema de humidificación ambiental, como colocación de toallas húmedas en radiadores y otros focos de calor.