El frío y los cambios de temperatura hacen que nuestra piel se deshidrate y aumenten los trastornos y el envejecimiento cutáneo, especialmente en pieles sensibles y con enfermedades cutáneas como psoriasis o dermatitis atópica, que empeoran en invierno.
En estos casos, hay que tener especial cuidado con la calefacción, que reseca el ambiente y, con él, nuestra piel.
Seguir una alimentación sana, practicar ejercicio de forma regular y atender a unos hábitos saludables es de capital importancia para mantener nuestra piel en buen estado de salud. Todo esto unido, claro está, al uso de los cosméticos que mejor se adaptan a nuestra piel. Consulta a tu farmacéutico y él te informará sobre los productos que mejor se adaptan a tus necesidades y tipo de piel.
La Academia Española de Dermatología, ha elaborado un decálogo de recomendaciones para el cuidado de la piel en invierno.
1. Mantener un grado de humedad adecuado durante el invierno en los hogares y lugares de trabajo, donde pasamos la mayor parte del tiempo, pues la calefacción reseca mucho el ambiente y reseca la piel, haciéndola más vulnerable. Podemos conseguirlo por ejemplo con humidificadores.
2. Beber al igual que en verano, entre 1,5 y 2 litros al día de agua.
3. Seguir una dieta variada, rica en frutas y verduras, además de legumbres, cereales y hortalizas. Nos aportarán la cantidad de vitaminas y antioxidantes necesarios para paliar los daños sobre la piel y mejorarán nuestros mecanismos de defensa naturales.
4. Incidir en el seguimiento de unos hábitos saludables evitando el consumo de tabaco y alcohol, respetando las horas de sueño, evitando un ritmo extenuante y practicando ejercicio de forma regular.
5. Cuidar la piel de los labios y el contorno de ojos, que es muy fina y delicada, aplicando protectores adecuados que no irriten los ojos y contengan filtros solares.
6. La piel de las manos está expuesta tanto al frío como a los detergentes usados en las labores domésticas. Una buena crema de manos paliará los efectos dañinos.
7. La piel del cuello y del escote también merece especial atención, procurando aplicar formulaciones con filtros adecuados para protegerla del sol.
8. No abusar del agua caliente en los baños y duchas, ni de los jabones agresivos. Mejor el uso de agua tibia con jabones suaves, ricos en lípidos y con pH ligeramente ácido o neutro.
9. Ancianos, niños, embarazadas y personas con situaciones fisiológicas o patológicas concretas necesitan cuidados especiales para cuidar la piel pues suele ser más sensible e irritable.
10. La exposición al sol es responsable de la mayor parte de las modificaciones que se producen en la piel, luego la fotoprotección es ineludible también en invierno, tanto con nieve como sin ella. Todos los tratamientos hidratantes, nutritivos, etc. de aplicación en todas las zonas corporales expuestas (manos, cara, labios…) contarán con filtros adecuados.