La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y refleja el déficit de vitaminas, proteínas, minerales… De hecho, muchos de los problemas y enfermedades de la piel como el acné, la rosácea, la dermatitis, etc. empeoran con una alimentación inadecuada.
A través de la nutricosmética, incorporamos los nutrientes que, bien sea por una mala alimentación, o por el tipo de vida que llevamos, no estamos aportando a nuestro organismo. Suplementos nutricionales bien indicados y personalizados pueden conseguir resultados muy beneficiosos difícilmente alcanzables sólo con la dieta.
Habitualmente, los tratamientos de la piel y del cabello combinan la cosmética tradicional con la nutricosmética. Una combinación que se conoce como “twincosmética”, que consiste en cuidar el cuerpo tanto desde el interior como desde el exterior.
Nutricosméticos: presentaciones y objetivos
Dentro de la nutricosmética ya podemos encontrar todo tipo de formatos, cápsulas, polvo, bebibles, gominolas, etc. Las diferentes presentaciones no influyen en la efectividad de las soluciones, sino que se adaptan a los diferentes gustos de cada persona.
Eso sí, para que un nutricosmético sea efectivo es necesario haber demostrado previamente su biodisponibilidad, es decir que se absorba y llegue a los tejidos diana en las cantidades adecuadas.
Su consumo está orientado para distintos fines, fotoprotección, antioxidantes, antinflamatorios, salud del cabello, de las uñas…
Tu farmacéutico/a puede asesorarte sobre la opción más adecuada en tu caso en función del resultado que quieras obtener y cómo tomarla (cantidad, duración del tratamiento, etc.)
Ten en cuenta que los nutricosméticos actúan en el metabolismo y por ello la mayoría de los resultados van a ser lentos, entre uno y tres meses después de iniciado el tratamiento.